miércoles, 26 de agosto de 2015

Las satisfacciones de ser madre soltera

Todo por ser una madre adolescente soltera

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No tengo ni idea de en qué estaría pensando: tener un bebé sola, con 19 años, sin expectativas de un trabajo en el futuro cercano..., pero decidí tenerlo de todas formas. Confiaba en que todo saldría bien, porque esta hermosa personita me necesitaba y yo la necesitaba a ella para poder convertirme en un adulto responsable, incluso cuando yo misma no era más que una chiquilla.
Tan sólo saber que este bebé dependía de mí para vivir era motivación más que suficiente para ponerme en la dirección correcta, por el bien de las dos. Y vaya si necesitaba un poco de orientación, porque crecer rodeada de pobreza en el Bronx en los años 1970 no fue nada fácil. Para empezar, nací en una familia con una madre adicta a las drogas y un padre adicto al trabajo --tal vez para no tener que lidiar con los problemas del hogar--. Así que no falta hace decir que podía hacerlo mucho peor en el mundo de la paternidad. El mejor consejo que podía darme a mí misma era el de hacer totalmente lo contrario de lo que mis padres habían hecho conmigo. Por fortuna, funcionó.
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Mi hija y yo en 1990
Tres meses después de tener a mi hija, tuve la grandísima suerte de conseguir un trabajo en publicidad gracias a la ayuda de mi mejor amiga. Estaba aterrorizada, pero sabía que tenía que hacerlo para poder crear un hogar para las dos. Mi bagaje socioeconómico (junto con mi estatus de madre adolescente y mi nivel de educación de secundaria) siempre me hostigaba desde el fondo de mi mente, haciéndome sentir muy fuera de lugar entre mis compañeros de trabajo. Sin embargo, también me hizo trabajar más duro que nunca para mantener el mismo ritmo que ellos y para aprender y crecer tan rápidamente como pudiera. Necesitaba que mi hija se sintiera orgullosa de mí. Necesitaba que viera que todo iba a salir bien, incluso si no nos teníamos más que la una a la otra. A pesar de mi juventud, sabía que tenía que ser un buen modelo para mi hija y que debía romper el bucle de adversidad y pobreza que en el que estaba atrapada desde mi nacimiento. Y resulta que, contra todo pronóstico, lo conseguí.
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En mi intento de educar a mi hija y de conseguir salir adelante, mi único trabajo se convirtió en tres. Con mis veinte años, era auxiliar administrativo en publicidad durante el día, camarera de chupitos las noches de los viernes y los sábados y ayudaba en una panadería los domingos, y aun así era capaz de ir a todos los partidos de fútbol. El trabajo de camarera en particular era una forma de conseguir la mayor cantidad de dinero en el menor tiempo posible. Además, también me dejaba tiempo libre para dedicarlo a mi hija. Solo con las propinas de una noche, podía reunir bastante dinero para pagar los costes de todo un mes del colegio de mi hija y, al final, conseguía pagar todo el año con ocho semanas de trabajo. Era muy gratificante hacer todo esto por mi propia cuenta; me hacía sentir que lo estábamos consiguiendo, a pesar de que todavía seguíamos solas. También me valió para imprimir en la educación de mi hija la importancia de la independencia y del trabajo duro.
Ahora, 25 años después del nacimiento de mi hija, me parece increíble cuando pienso en cómo una persona es capaz de hacer lo que sea necesario con tal de sobrevivir y sin apenas pestañear. Como madre soltera adolescente, tenía activado mi sentido de supervivencia y no podía pensar en otra cosa que no fuera seguir adelante. Sólo ahora que mi hija ya es adulta puedo sentarme a reflexionar y a maravillarme por mis logros, por nuestros logros. Ser tan joven y con un bebé no fue nada fácil, pero sí fue extremadamente satisfactorio vernos crecer y aprender juntas del mundo y de nosotras mismas. A pesar de que nuestras circunstancias iniciales, sin dinero y solas, no eran precisamente ideales, estos factores son los que hicieron de mi hija una persona trabajadora, independiente y humilde; exactamente las cualidades que siempre había querido en una hija y exactamente las cualidades que yo misma tuve que cultivar para poder educarla.
Gracias a que era una madre soltera, adolescente y sin dinero, hoy mi hija no lo es.
Gracias a que era una madre soltera, adolescente y sin dinero, hoy mi hija sabe lo que es el amor incondicional.
Gracias que era una madre soltera, adolescente y sin dinero, hoy mi hija se ha convertido en la primera persona de mi familia en graduarse en una universidad y ha sido capaz de romper el aparentemente interminable ciclo de pobreza y penalidades.
De saber que el resultado final iba a ser este, no cambiaría nada de lo sucedido.

 http://www.huffingtonpost.es/eileen-fragiacomo/madre-adolescente-soltera_b_8014244.html?utm_hp_ref=spain

lunes, 24 de agosto de 2015

La verdad sobre Planned Parenthood

Los nuevos clientes de Planned Parenthood. Una reflexión de Alicia V. Rubio Calle

Los nuevos clientes de Planned Parenthood. Una reflexión de Alicia V. Rubio Calle

Escrito el 24/08/2015 con 0 Comentarios
De Planned Parenthood, la multinacional del asesinato prenatal, poco nuevo parecía que se podía decir. Vive de matar, es donante de importantes políticos que luego la amparan y defienden, dirige la agenda de la ONU a través de ayudas económicas y donaciones que se cobra multiplicado con la instauración y extensión del aborto por todo el mundo ofreciendo sus servicios, en este caso no gratuitos. Todo eso ya se sabía.
También se sabía que, asombrosamente, los políticos de países cuya opinión pública está inicialmente en contra, acaban imponiendo el aborto a través de “recomendaciones ONU”.
Poderoso caballero es don dinero.
Lo que ha resultado nuevo es que el desprecio absoluto que sienten por el ser humano les ha llevado a la “mercantilización por partes” de los niños que asesinan. Parece evidente que un corazón humano latiendo sólo puede pertenecer a un ser humano vivo al que matas al quitárselo. Y parece evidente que venderlo, aprovechando las partes del pequeño muerto en un siniestro mercado de casquería, fue el sueño de aquellos nazis que, ante tanto cadáver y tras mercantilizar con el pelo y los dientes, trataron de utilizar la piel curtida y la grasa. Como en aquella época no era posible la reutilización de órganos, la cosa no dio más de sí, pero quedó como exponente de la deshumanización de los unos a través de la despersonalización de sus víctimas.
En el largo camino hacia los derechos humanos, hemos terminado en Planned Parenthood.
El negocio indudablemente es redondo y, por lo que he dicho arriba, da para mucho. Naturalmente lo que no debe faltar es “materia prima”, mujeres que aborten y niños muertos.
La filial española de Planned Parenthood es Planificación Familiar, empresa, negocio, ONG u organización necrófaga, no sé cómo llamarla.
El caso es que esta gente ofrece en los centros educativos clases gratuitas de Educación Sexual. Debido a las características de su siniestro negocio, es evidente el enfoque, el sesgo y, sobre todo, los intereses reales de semejantes cursillos.
Con la finalidad a de que nuestros menores vivan una sexualidad libre y feliz se les empuja a un sexo temprano y desligado de la afectividad con la promesa de que TODO TIENE SOLUCIÓN. ¡Y vamos que si la tiene! Solución y ahora sabemos que utilidad también. Casi 500 euros “resolverlo” y lo que saquen en la reventa.
Naturalmente saben que, por la inmadurez de los escolares, la posibilidad de que sus escarceos terminen en un embarazo imprevisto son muchísimas: su finalidad tácita y real. Se llama ampliar la cartera de clientes.
Que Planned Parenthood dé clases de sexualidad a los menores sabiendo que su negocio siniestro es sacar niños muertos, pero utilizables, del vientre de sus madres se asemeja a poner al lobo a cuidar de las ovejas. No me considero malpensada, solo soy realista.
Mientras, muchos padres tan contentos.
Alicia V. Rubio Calle
 .profesionalesetica.org/2015/08/los-nuevos-clientes-de-planned-parenthood-una-reflexion-de-alicia-v-calle/?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+Blog_PPE+(Blog+de+Profesionales+por+la+Ética)

miércoles, 19 de agosto de 2015

Un homosexual fabricante de niños

A sus 26 años de edad, el británico Kenzie Kilpatrick puede presumir de haber tenido la increíble cifra de 10 hijos de 9 mujeres distintas en apenas 4 meses. Todo ello, después de haberse declarado homosexual. Sin embargo, su historia tiene una curiosa explicación: dona su esperma a través de Facebook a todas aquellas parejas que deseen tener un retoño y no puedan por causas de la naturaleza. Con todo, afirma mostrar una preferencia a la hora de ofrecer su semen: que los que se lo pidan sean dos personas del mismo sexo.
Así lo afirma la versión digital del «Daily Mail», donde también se señala que Kilpatrick es, a día de hoy, uno de los donantes más prolíficos de Gran Bretaña a pesar de no «trabajar» para una clínica autorizada y facilitar sus donaciones mediante Facebook. «Busco cambiar la vida de otras personas para mejor. Mi corazón se derrite cuando estas parejas me cuentan sus historias. Un hijo es mi regalo para ellas. No quiero ser un donante anónimo elegido porque tengo los ojos azules o rechazado por la educación que he recibido. Quiero sentir una conexión con la gente a la que ayudo», explica en declaraciones al susodicho diario británico.

Según afirma, su sistema de trabajo es sencillo. Para empezar, selecciona a las posibles parejas aspirantes a través de su pagina de Facebook. Todo ello, en base a las causas que les impidan tener niños. Esta parte es la más difícil, pues hasta ahora ha recibido cientos de peticiones. Tal y como explica, y debido a que es homosexual, siente preferencia por las parejas del mismo sexo. Posteriormente, se encuentra con ellas en la habitación de un hotel y, después de que todos los implicados se conozcan, da a los futuros papás dos muestras de su semen en un bote para que acudan con ella a una clínica y puedan cumplir su sueño.
Tras el nacimiento no se olvida de los pequeños, sino que se mantiene en contacto con las familias. «Si quieren conocerme en un futuro, mi puerta estará abierta», explica Kilpatrick en declaraciones al «Daily Mail». Con todo, «el esperminator» (como se le conoce a través de Facebook) afirma que le hubiese gustado tener sus propios hijos con su pareja, pero no ha podido debido a que su novio no quiere tener niños. El británico afirma además sentirse sumamente orgulloso de poder ayudar a crear una vida y solucionar los problemas de las parejas con dificultades para poder tener por sí mismos un pequeño.

No obstante, y a pesar del servicio público que dice ofrecer Kilpatrick, ya han sido bastantes las organizaciones sanitarias que han criticado su forma de proceder. Y es que, según explican, si se recurre a donantes conseguidos a través de páginas como Facebook, la mujer se arriesga a ser contagiada con enfermedades infecciosas que puedan dañar la salud del bebé. No obstante, este británico afirma estar sano, no cometer excesos con el alcohol y el tabaco, y ofrecer varias ventajas con respecto a las clínicas oficiales. «Las personas son extorsionadas en esos lugares. Tienen que ahorrar y ahorrar para poder pagar el servicio. Es solo un negocio», añade.
 abc.es/tecnologia/redes/20150730/abci-facebook-semen-hijos-201507301137.html

lunes, 10 de agosto de 2015

Clamar en el desierto

Por Juan Manuel de Prada


Como no me chupo el dedo, sé bien que las cosas que escribo provocan el desprecio de la mayoría de mis contemporáneos. Provocan, desde luego, el desprecio de progres de derechas y de izquierdas, que me ven como un reaccionario que defiende ideas antediluvianas inconciliables con el espíritu de nuestro tiempo; provocan también el desprecio de los fariseos que se aprovechan de la fe religiosa de los sencillos para sus negocios y sus cambalaches políticos, porque tengo la nefasta manía de recordarles que son la sal sosa fustigada en el Evangelio. Unamuno se refería a esa «nueva Inquisición», omnipotente en nuestra época, «que usa por armas el ridículo y el desprecio para los que no se rinden a su ortodoxia». Yo jamás me rendiré a la ortodoxia decretada por nuestra época; y, por lo tanto, no me aguarda otro destino sino ser cada vez más despreciado y ridiculizado, hasta que algún día logren silenciarme del todo. Pero hasta que llegue ese día tal vez no demasiado lejano prometo seguir dando la batalla.


No es, sin embargo, sencillo escribir sabiendo que eres una persona despreciada. A cualquiera le gusta ser halagado y aplaudido; y más que a nadie al escritor. Para seguir escribiendo sabiendo que eres una persona despreciada y ridiculizada por los corifeos del sistema hace falta vencerse a uno mismo, hace falta renunciar a la propia conveniencia. Esta es la actitud de don Quijote, que no vacila en ponerse en ridículo ante el mundo para hacer realidad los ideales de la andante caballería, para traer otra vez la Edad Media a un Renacimiento que la desdeña jocosamente (pero la jocosidad es la máscara con que el cinismo oculta su odio). A don Quijote le habría sido muy sencillo combatir las burlas de sus contemporáneos, pues todos reconocen que es hombre discreto; le habría bastado con renegar de su espíritu caballeresco para obtener la consideración y el aplauso del mundo. En diversos pasajes de la obra cervantina leemos que los personajes que se cruzan en el camino de don Quijote lo ponderan y ensalzan; y que sólo cuando don Quijote se refiere a su malhadada caballería lo toman por necio. A don Quijote le habría bastado con hacer 'reserva mental' de determinadas cuestiones para ser ensalzado por todos; pero eligió que lo ridiculizasen, eligió el desprecio del mundo, con tal de poder llevar a cabo su vocación. Es una lección muy dolorosa, pero incalculablemente hermosa. Y es el ejemplo que me he propuesto seguir.


Unamuno, al referirse a este rasgo trágico y esencial del quijotismo, no se olvida del «más terrible ridículo» que debe afrontar quien decide imitar la actitud de don Quijote, que es «el ridículo de uno ante sí mismo y para consigo». En efecto, como le ocurría a Unamuno, «mi razón se burla de mi fe y la desprecia». Mi razón constantemente me recomienda que aplauda lo que el mundo aplaude, mi razón me pide sin cesar que calle ante lo que la corrección política establece, mi razón me ruega encarecidamente que asuma como propios los postulados del progresismo hegemónico, para poder medrar, como hacen los escritores de éxito; y que, una vez asumidos tales postulados, discrepe en asuntos menores con mucho aspaviento y jeribeque, como hacen los escritores de éxito, para posar de rebelde ante la galería. Pero mi fe quijotesca se niega a aceptar lo que la razón me reclama; y entonces mi razón se burla de mí, escandalizada de mi locura, y es la primera en carcajearse de mi ridiculez.


Ridiculez que, además, conlleva una condena a la soledad; porque uno no tarda en descubrir que, al revolverse contra el espíritu de su tiempo, no consigue otra cosa sino la soledad, pues a la inmensa mayoría de la gente lo que le gusta es comulgar con el espíritu de su tiempo, que es lo que garantiza llevar una vida pacífica y sin sobresaltos. Pero, aunque la soledad sea a veces muy dolorosa, uno se siente más vivo que nunca; pues, como nos enseñaba Chesterton, sólo el que nada a contracorriente sabe con certeza que está vivo, pues para avanzar aunque sólo sea un centímetro tiene que bracear con brío (frente al que es arrastrado por la corriente, que avanza fácilmente aunque lleve mucho tiempo muerto).


Y clamar en el desierto no es una tarea estéril, como nos enseñaba Unamuno en Del sentimiento trágico de la vida: «¿Cuál es, pues, la nueva misión de don Quijote hoy en este mundo? Clamar, clamar en el desierto. Pero el desierto oye, aunque no oigan los hombres, y un día se convertirá en selva sonora, y esa voz solitaria que se va posando en el desierto como semilla, dará un cedro gigantesco que con sus cien mil leguas cantará un hosanna eterno al Señor de la vida y de la muerte».