jueves, 1 de enero de 2015

Nos ha nacido un niño

Las tres religiones monoteístas del mundo celebran la Navidad, porque reconocen la figura de Jesús, aunque sólo sea como profeta. Siendo así, resulta que varios miles de millones de personas en el mundo rinden culto a un niño recién nacido, porque reconocen en él, desde su concepción, la figura de uno de los personajes históricos más importantes de la humanidad, aunque sólo sea eso. Pero resulta que María, su madre, era soltera en el momento en que se quedó embarazada y, si hubiera ocurrido hoy, posiblemente en su entorno la habrían presionado para que abortara, y el niño Jesús nunca hubiera nacido.

Así que uno de los acontecimientos principales de la historia de la humanidad se deriva del hecho de que una mujer decidiera seguir adelante con su embarazo, de que reconociera a su hijo desde el primer momento y estuviera dispuesta a dedicarle el resto de su vida. Sin dinero, sin un lugar donde refugiarse, en un establo fue donde vino al mundo Jesucristo, y toda su vida estuvo llena de esfuerzos y dificultades. Algunos dirían que no merecía la pena seguir con el embarazo. Pero el mundo no sería hoy igual sin ese nacimiento, al igual que cada niño que nace aporta algo único e insustituible a su familia, a su entorno social y a la humanidad.

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