lunes, 18 de agosto de 2014

En defensa de los minusválidos no nacidos

  • El mes pasado, con solo 18 años, falleció el sobrino de una íntima amiga mía. No fue un accidente, sino una muerte esperada desde hacía mucho tiempo, que los increíbles progresos de la ciencia habían conseguido retrasar tres años. 
Saverio (así se llamaba el muchacho) padecía, de hecho, distrofi a muscular de Duchenne, una enfermedad que no perdona. Hace tres años, fue objeto de una intervención única en el mundo, consistente en suplantar su corazón por uno artificial, alimentado a pilas.Me parece que es el primer caso de estas características.
Saverio se sometió a un trance tan difícil y doloroso,consciente de que su esfuerzo podría serle útil en el futuro a otras personas. Estos tres últimos años de su vida los ha pasado recargando la batería de su corazón, como si fuera un teléfono móvil. Y, entre tanto, no dejó de ir al instituto y de obtener excelentes calificaciones, mientras se preparaba para encarar la madurez. Su defunción hadejado un vacío enorme entre sus compañeros de clase,sus amigos y, cómo no, su familia.Yo conocía a Saverio desde que era pequeño, por lo que pude ver cómo avanzaba su enfermedad, cómo se ensañaba con su cuerpo, obligándolo a ovillarse en una silla de ruedas. Sin embargo, ni una sola vez desaparecieron de su rostro la sonrisa, la felicidad, la alegría.
Estaba agradecido por aquella vida. Su mirada, llena de bondad y compasión, permanecerá para siempre en mi memoria y en la memoria de todos aquellos que lo conocieron. Andaba pensando en todo esto, cuando me encontré con una chica que conozco. Tras los saludos de rigor, me dijo murmurando: “Estoy embarazada”. Al constatar mi entusiasmo, bajó enseguida aún más el tono de la voz y añadió: “No quiero que se entere nadie por ahora. Antes,tengo que hacerme de nuevo unas pruebas genéticas para descartar que el bebé traiga alguna anomalía”. Me quedé completamente helada. ¿Por qué? ¿Es que si naciera con el labio leporino, o tal vez con síndrome de Down, no iba a ser igualmente una persona? A menudo me pregunto si nos damos cuenta por completo de cómo la tecnología está determinando, con una violencia inusitada, el cuerpo y las vidas de las mujeres.
No solo nos obligamos a lucir una talla 40, a tener un trabajo interesante, un compañero siempre satisfecho y una casa de envidia, sino que también tenemos el deber de alumbrar hijos perfectos. Basta que la criatura venga con cualquier mínimo defecto (que, por ejemplo, le falte un dedo) para que se ponga en marcha ese operativo infernal. ¿De verdad nos creemos que el objetivo del ser humano es la perfección física y que la ausencia de defectos es garantía de una vida feliz?Mi joven amigo tuvo una vida breve pero muy intensa.Su memoria ha dejado en el ambiente una vibración contanta energía, que nos hace sentir a los demás más vivos de lo que estamos, más reconciliados con la existencia, con mucho más sentido de la compasión.
¿Y si viniéramos al mundo para ayudarnos unos a otros a crecer, así como a acabar con el egoísmo de nuestras convicciones, dándonosla ocasión de saborear otros sentimientos, otras emociones que, de lo contrario, nunca habríamos tenido el coraje deponer a prueba? ¿Qué mundo es aquel que solo anhelalo físicamente perfecto? Es un mundo que, en lo que a mí respecta, me parece un horror, porque no contempla la riqueza de lo diverso, ni sabe dar cabida a las debilidades, pues, de una forma muy taimada, quiere hacernos creer que la ciencia es capaz de acabar con las enfermedades, el dolor y la muerte, convirtiendo nuestras vidas en una homologada y homologante cadena de montaje, compuesta por individuos obedientes y sin defecto alguno.

http://www.mujerhoy.com/hoy/entre-nosotras/riqueza-diverso-susanna-tamaro-823545082014.html

miércoles, 6 de agosto de 2014

No existe diferencia alguna entre un bebé y un feto

"Prácticamente todo lo que hace un bebé recién nacido, ya lo ha hecho el feto", destaca el Dr. Bill Fifer, experto en aprendizaje fetal. A las 12 semanas, "son exquisitamente capaces de percibir la información sobre todas las partes de su cuerpo”. Con ello, también el dolor.
REDACCIÓN HO.-  Life News nos comparte un magnífico programa  televisivo emitido en EEUU,  “La vida secreta de los bebés no nacidos”, emitido en el programa TODAY Show por Today.com, en el  que, frente a la mentira abortista de negar la dignidad que merece la vida humana en el seno materno, muestra desde la voz autorizada de la Ciencia la evidencia que el movimiento provida no hace sino respetar: que no hay diferencia entre la humanidad de un feto y la de un recién nacido. En el interior del útero o fuera de él, un bebé es un ser humano con idéntica dignidad y con el mismo derecho a vivir.
En el documental, el Dr. Bill Fifer,  profesor de psiquiatría en la Universidad de Columbia y destacado experto en el aprendizaje del feto y del recién nacido, afirma: "Prácticamente todo lo que hace un bebé recién nacido, ya lo ha hecho el feto".  La Ciencia afirma lo que el movimiento pro-vida ha mantenido siempre: no hay diferencia entre la humanidad de un feto y la de un recién nacido.
Dolor fetal
Los medios de presión a favor del aborto tratan de deshumanizar al bebé nonato, difundiendo la falsedad de que  la vida humana en el vientre no es más que una parte del cuerpo de la madre, tejido o células, fácilmente descartables mediante el aborto. La propia Ciencia desmiente la falacia.  En el TODAY Show se mostró a millones de espectadores que los bebés no nacidos pueden sentir dolor tan pronto como desde las 12 semanas de embarazo.
La Ciencia ha creado una ventana impresionante en el útero. Esta generación ha sido llamada la "generación del ultrasonido”. En la mitad de la de vídeo,  el  Dr. Fifer explica que los bebés, a las 12 semanas de gestación, "son exquisitamente capaces de percibir la información sobre todas las partes de su cuerpo, aunque algunas son más sensibles que otras:  alrededor de la boca, alrededor de los pies, alrededor de las manos ".
En la “generación del ultrasonido”
Los expertos dicen que los pataleos y otras actividades de los bebés no nacidos pueden ser una reacción a la alimentación de su mamá o al cambio de posiciones; o puede ocurrir sólo porque el bebé  siente lo que se mueve alrededor.
Las emociones de la mamá también puede causar ciertos movimientos. Mujeres embarazadas con estrés mostraron que sus bebés se tocan con más frecuencia la cara con la mano izquierda, según una investigación de las Universidades de Durham y Lancaster en el Reino Unido, publicada el mes pasado en la revista Lateralidad: Asimetrías del Cuerpo, Cerebro y Cognición. "Esto sugiere que el estrés materno podría estar teniendo efectos sobre el comportamiento del niño en el seno de la madre, y destaca la importancia de reducir dicho estrés durante el embarazo," relata el Dr. Nadja Reissland, autor principal del estudio.
El informe también describe como incluso antes de nacer, los bebés aprenden de la experiencia, sobre todo si está directamente relacionada con sus mamás.  Los bebés, Incluso dentro del  útero pueden aprender a reconocer una canción de cuna, si la madre la repite entre las semanas 28 y 34, según un estudio publicado sobre conducta y desarrollo infantil.
 http://www.hazteoir.org/noticia/62187-ciencia-no-hay-diferencia-humanidad-un-feto-y-un-recien-nacido