viernes, 31 de enero de 2014

Nasciturus

El que va a nacer, en latín. Es decir, el ser humano que tiene la capacidad para crecer, desarrollarse y acabar saliendo del cuerpo de su madre. Es como cuando alguien dice que no le gustan las orugas pero sí las mariposas. Una oruga es una mariposa en ciernes. Igualmente, un feto es el estado anterior de un ser humano. Como le llamamos niño, adolescente o joven, dependiendo de su edad; un feto sólo es una persona de edad menor. No existe ninguna diferencia genética con lo que va a llegar a ser. Por eso resulta ridículo que lleguen a afirmar que un feto no es un ser humano o incluso un ser vivo. Es profundamente anticientífico.

Pero cuando se trata de ideología no se puede esperar razonamiento alguno. Lo absurdo es que haya calado ese pensamiento incluso entre personas bien preparadas. Por eso la ley de plazos es profundamente injusta, porque el feto es exactamente lo mismo con dos semanas de gestación que con catorce o veinticuatro. Sólo varía en forma y tamaño. Pero es importante saber que, ya desde las cinco semanas, se puede reconocer claramente en las ecografías el ser humano que se está formando. De todas maneras, aunque no fuera así, no dejaría de serlo realmente. Abortar es matar a una persona indefensa que llegaría a nacer con sólo que lo dejaran vivir.

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